Un equipo de la ONG en derechos humanos Provea, acompañamos los actos que realizaron los familiares y sobrevivientes de la Masacre de El Amparo, en el estado Apure. La ocasión fue propicia para proyectar el documental sobre el caso en la propia población.
El Amparo se encuentra a 20 minutos de Guasdualito, en la orilla veneca del rio Arauca. Un pueblo de unos 10.000 habitantes que alguna vez fue próspero, cuando el bolívar era una moneda fuerte frente al peso colombiano. Ahora, el maleteo y pase de mercancías al otro lado del río suple la falta de trabajo estable. Si en algun lado la llamada «revolución bolivariana» no ha pasado, ni de lejos, es en esta esquina olvidada del estado Apure, en dónde los ganaderos y la Guardia Nacional debe compartir su poder territorial con los grupos irregulares.
El miedo suplanta a la solidaridad de los de abajo. Si bien se vive otro tipo de violencia, diferente a la inseguridad de las grandes ciudades del país, por esos lados es el sicariato quien ha impuesto sus reglas del juego. Cuando alguno de los habitantes supera la desconfianza, te comentan que El Amparo es un pueblo dominado por el ELN, mientras que la jefatura de la vecina Guasdualito es compartida a medias entre la FARC y las FBL. Tiene sentido, conociendo las proporciones y potencia de fuego de dichas columnas. El enfrentamiento entre las dos guerrillas colombianas ha dejado sus bajas y secuelas en la región, cortando los lazos libres y horizontales entre los habitantes. Si todavía queda una institución a la que asisten por motus propio esa es la iglesia. Por ello se proyectó el video activista en dos de las congregaciones de la localidad. La primera, la noche del 28 de octubre frente a un centenar de espectadores que desafiaron el torrencial aguacero. Al día siguiente, después de la misa de las 10 de la mañana, en otro espacio lleno por el calor de la gente y del ambiente. Alguno de los familiares caminaron desde lejos para recordar a sus seres queridos, y continuar pidiendo justicia. La radio fe y Alegria, con años de presencia en la región, transmitió ese día una programación especial, y la televisora VOZ de Guasdualito pasó el video en su horario estelar de las 10 de la noche.
A pesar de todas las precariedades e improvisaciones, el cálido abrazo de Moira Guerrero -familiar de una de las víctimas de la masacre- cuando nos despedía fue la mejor de las retribuciones que recibimos en nuestra estadía. Para un videoactivista novato como yo, fue como recibir el Oscar.

Tras la misa de las 10, observando el video

En la azotea de la Iglesia, noche de recuerdo sentido

Arias y Pinilla, y un tercer y pequeño socio, distribuyendo el material conmemorativo en el pueblo

Usted puede ser tan ateo como yo, pero si hay que reconocer que alguien llama las cosas por su nombre, a pesar del peligro, ese es el padre Apolinar Pérez

Sobrevivientes y familiares de la masacre continúan luchando por la justicia para sus seres queridos

Mientras otros «medios alternativos» están muy ocupados en la campaña electoral, Fe y Alegría transmitió desde El Amparo

La esposa de Indalecio Guerrero, caído en la masacre, dando su sentido testimonio

Pegando memoria en El Amparo

